Para estas fechas, es decir, cuando ya acaba el verano y empieza el otoño, esos días que por las tardes ya refresca, esos días de cierzo (viento típico de Zaragoza), en que lo único que te apetece es quedarte en casa por las tardes, viendo la tele, y porque no, comiéndote un muffin recién hecho en compañía de un buen café con leche!! Mmmm, añoro esos días, así que, no me lo pensé dos veces y después de comer me metí en la cocina para preparar esos muffins que tanto apetecen en esos momentos. Pero antes quiero explicaros la historia de tan delicado bocado. Su origen se encuentra en Inglaterra, mas concretamente en Londres, alrededor de 1700, y es un pastel consumido preferiblemente en el desayuno o como tentempié, aunque los ingleses también suelen consumirlo a la hora del te. Con el tiempo fueron incluyendo en su interior, frutos secos, fruta fresca o chocolate. Fue ya en la decada de los 50, cuando empezó a comercializarse en EEUU, que llegó alli a traves de los emigrant
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